martes, 24 de abril de 2012

"Sos jodido, ¡eh!"

No corro al baño cuando quiero tirarme un pedo. Me lo tiro donde estoy sin importar cuanta gente haya a mi alrededor. Me resulta más cómodo hacerme el boludo y adjudicárselo a otro que correr al baño.

No me cabe mear en mingitorio ya que nunca me simpatizó el peronismo. El fuero privado nunca puede ser público. Me gusta mear solo, cagar solo, bañarme solo y cepillarme los dientes con alguien siempre y cuando sea la mujer que amo. Esa mujer que tiene total jurisdicción por sobre mi cuerpo, inclusive esas partes que se supone están guardadas para los hombres que juegan con otros hombres.
Me gustan los homosexuales porque los siento libres, no me caben los heterosexuales porque los siento estereotipos de antaño.

Me aburre la religión, el comunismo, la guerrilla trostkista, el socialismo utopico, el democrático, el movimiento anarko pija morado, el P.J, la UCR, el PRO, la UceDe, Montoneros y todos esos grupetes de carroñeros que quieren convertir las batallas personales en guerras colectivas. Como si todos tuviéramos que creer en las pendejadas que ellos creen.

Me molesta la lucha continua como si vivir fuera una guerra constante contra algo que está mal. Me divierte que el mundo funcione mal. Me enamora el vértigo de que todo sea un gran puto quilombo y que el mundo sea una total obra en construcción.
Me fascina que las mujeres huelan tan rico, que se vean tan bien y las tetas. Me gustan las tetas grandes, los culos chicos y las sonrisas que no se postergan por pelotudeces.
Me aburre el llanto estereotipado y las parejas que se pelean adentro del auto con las ventanas altas sin que los pueda escuchar.

Me molesta cuando generalizo y alguien me corrige diciendo “La mayoría no son todos”, y me mira como si hubiera dicho un comentario super coherente cuando lo que dijo es una pelotudez tan harto obvia que ni merece la escupida que le quiero pegar en la cara por idiota. Me molesta que me digan “No digas esas cosas” cuando tengo la libertad para decir lo que se me canta el culo y al que no le gusta que no me escuche, que no me lea, que no me mire, que no me toque, que no nada, de nada conmigo. Si le molesta lo que digo que no lo repita, que me repudie, que diga que soy una basura, la bilis de este planeta, un mediocre venido a más… pero que no interrumpa mis expresiones de libertad con un “no digas esas cosas” solo porque a él le incomodan mis palabras.

Me gusta el ron con coca, el gin con tónica, la lima con vodka y las mujeres con cullote. Me gustan los sillones de tres cuerpos porque son una buena alternativa al dormitorio. Me gustan los canelones de tu abuela, las mañanas que me reciben en el bar y las noches que empiezan en el. Me molesta hablar con alguien que tiene estrabismo porque el bailoteo del ojo me desconcentra. Me molesta la gente que no le cabe el 69 porque dicen que no se pueden concentrar como si estuvieran resolviendo una operación algebraica, los hombres cuyo único tema de conversación son las minas y las minas que su único tema de conversación son los hombres. Me fastidian los hombres que usan slip y las hippies que no usan corpiño. Me gustan las mañanas con tu cara, las tardes con tu siesta y las noches de tu silueta.

Me enamora que nada en el mundo tenga sentido, que todo pueda acabarse o ya se haya acabado. Me gusta que hayas acabado. Me gusta la paja, la felatio, el cunnilingus, los besos negros, los cuernos bien puestos, las probabilidades de lluvia, el rogel, la pastafrola, el baño maría y ese sexo que dura horas que bien podría ser una porno.

Me gusta tenerte encima, abajo, adelante pero ante y sobre todo, me gusta tenerte al lado. Me deleita el cine barato, la televisión chatarra y toda la mierda que me contamina la cabeza. Me gusta decir que no me gusta leer, que Borges era un ciego de mierda, que García Marquez se la come doblada y que los poetas son todos putos, solamente para fastidiar a los amantes de lo teórico. Soy Borges y su amenazado, Marquez con sus tiempos de cólera y Almafuerte evitando creer que mi gimnasia de jaula es vuelo. Me gustan los finales amargos de las historias de amor.

Me gusta el final dulce de tu perfume y adoro por sobre todas las cosas la aceptación de lo inevitable.

Ok, si. Soy una persona jodida.
Pero no es lo único que soy…


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